Revelan que los artesanos que tenían pocos conocimientos sobre las teorías matemáticas, eran capaces de construir dispositivos muy precisos.
El reciente análisis del profesor Marco Schiefsky de la universidad de Harvard (Estados Unidos) extraído de libros técnicos y documentos viejos de hace 2.500 años, revelan que los artesanos que tenían pocos conocimientos sobre las teorías matemáticas, eran capaces de construir dispositivos muy precisos.
“Los artesanos tenían sus propios conocimientos que forzosamente no estaban basados en la teoría”, explicó el profesor Schiefsky en un comunicado de prensa de Harvard.
Por ejemplo, el equilibrio romano, un equilibrio antiguo con brazos desiguales que servía para pesar objetos, ha sido utilizado desde los siglos IV y V antes de Cristo, hasta antes de que Arquímedes y otros pensadores hubieran demostrado las matemáticas en el siglo III antes de Cristo.
“La gente supone que Arquímedes era el primero que utilizó el equilibrio romano porque imagina que no se puede crear un equilibrio romano sin conocer la ley de la palanca. De hecho es completamente posible y la gente lo hizo”, prosigue el profesor Schiefsky.
Cree que los artesanos aprendieron a mejorar sus dispositivos a fuerza de fabricación y a fuerza de utilización, y por sus ensayos y errores.
Gracias a las excavaciones arqueológicas y gracias a los documentos, los historiadores comprobaron que en el curso del desarrollo de las matemáticas, éstas habían ejercido una influencia más grande sobre la ingeniería y que se había vuelto más sistematizada. La catapulta, desarrollada en el siglo III a. C., es un ejemplo.
“Podemos de hecho establecer en qué momento los antiguos comenzaron a utilizar los métodos matemáticos para la construcción de las catapultas”, dice el profesor Shiefsky. “Las máquinas fueron fabricadas y calibradas con precisión”.
Los reyes de Alejandría desarrollaron un programa de búsqueda activa que pretendía refinar la catapulta gracias a las teorías matemáticas de los pensadores tales como Arquímedes. Esto permitió fabricar máquinas muy poderosas que podían eyectar piedras de más de 20 kg. La catapulta desempeñó un papel capital en la historia y la política del mundo antiguo.
Según el profesor Shiefsky, esto demuestra el hecho que “usted podía de repente atacar una ciudad que hasta aquí se había revelado inexpugnable”.
“Es importante descubrir lo que los artesanos sabían y lo que ignoraban”, concluye, “para que pudiéramos comprender mejor cómo se inscribe su trabajo en el desarrollo científico”.
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