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martes, 10 de marzo de 2009

Paraquat, veneno mortal que todavía se usa en agricultura

Paraquat ha sido responsabilizado por numerosos problemas de salud en los países en los que es utilizado. Malasia es uno de 13 países que lo han prohibido, pero hay 120 que siguen utilizándolo. En cambio, la UE lo ha aprobado.
Paraquat ha sido responsabilizado por numerosos problemas de salud en los países en los que es utilizado. Malasia es uno de 13 países que lo han prohibido, pero hay 120 que siguen utilizándolo. En cambio, la UE lo ha aprobado.
Muniamah, trabaja en una plantación de palmeras de aceite en Malasia. Se despierta a las 4 de la mañana cada día para cocinar para su esposo, sus suegros y sus niños antes de presentarse al trabajo.
Madre de siete niños de edad escolar, también es el único sostén de la familia, ya que su marido está enfermo.
Gana entre 200 y 300 RM por mes, pero no puede ganar más porque ella misma está crónicamente doliente, con dolores de cabeza, de espalda y sarpullidos en sus manos y piernas.
“No me queda otra (que seguir adelante). Los niños tienen que comer. No tengo otras habilidades y ya no soy joven”, dice Muniamah, de 46 años.
En Indonesia, Ratini, de 44 años, dice que estaba embarazada de siete meses cuando informó a su empleador de su condición - la regañaron por haber “engañado” al tomar un día de permiso otorgado cada mes a las mujeres con menstruación.
La dirección le descontó esos días de su salario y la obligó a pulverizar pesticida incluso durante su embarazo, dijo.
“No podía pedir otro trabajo. Continué pulverizando hasta el mes en que di a luz y mi bebé salió pequeño en comparación con mis hijos anteriores”, dijo la madre de seis.
“Sólo pesó 2 kilos y mi niño mayor había pesado 5. Después de tres meses, mi hijo tuvo sarpullidos en sus piernas y en su cuerpo y tuve que comprarle medicinas”.
En Filipinas, Joy, de 42 años, tuvo una picazón persistente en sus caderas y piernas durante más de un mes. Probó toda clase de cremas del almacén local para tratar su condición, pero no sirvieron para nada.
No puede pedir tiempo libre del trabajo en una hacienda para tratarse en la clínica más cercana, un viaje de dos horas en autobús desde su casa.
Podrán ser países lejanos el uno del otro pero estas mujeres tienen varias cosas en común - la pobreza, los problemas laborales, la mala salud y que pulverizan el herbicida Paraquat.
Tenaganita, un grupo de presión de trabajadores migrantes en Malasia, dice que la mayoría de las mujeres que pulverizan tienen más de 30 años y que no tienen habilidades para otros tipos de trabajo dentro de una economía rural o el entorno de una plantación.
“En la fábrica, dejaban de trabajar a los 45 años pero en la plantación pueden trabajar hasta los 55. Las fincas dan alojamiento, lo que es una de sus principales preocupaciones”, explica su directora Irene Fernandez.
“Con un techo sobre sus cabezas, los niños pueden estar con ellas y obtienen un poco de dinero extra cuando trabajan horas extra. Para ellas es un ambiente familiar”
Prohibición de Paraquat
Paraquat ha sido prohibido por 13 gobiernos hasta la fecha, después de una prolongada historia de conexión con envenenamientos y muertes. Es fuertemente tóxico, no hay antídotos y ha sido clasificado como uno de la “docena sucia” por la Red de Acción de Pesticidas, Asia-Pacífico de Penang, (PAN-AP por sus siglas en inglés).
Sin embargo, sigue siendo ampliamente utilizado en 120 países para la producción de maíz, frutas y vegetales, arroz, caña de azúcar, bananas, cereales y otros cultivos.
El año pasado, el Comité Permanente de la Comisión Europea para la Cadena Alimenticia y la Salud Animal aprobó Paraquat para el uso en los estados miembro bajo su Directiva de Autorizaciones de Pesticidas.
“Pero la decisión no fue unánime”, señaló la directora ejecutiva de PAN-AP Sarojeni V Rengam.
“El gobierno sueco está demandando ahora a la comisión por juzgar mal los riesgos asociados con el uso de Paraquat, y por descuidar su deber de protección”, dijo.
Suecia afirmó que la comisión ha “sobrepasado el límite de sus poderes discrecionales al infringir el principio de precaución en conexión con la evaluación del riesgo y el control del riesgo de Paraquat”.
El caso está pendiente ante el Tribunal de Justicia de la Comunidad Europea. Seis organizaciones de interés público también han iniciado una acción legal contra la UE en la Corte Europea de Primera Instancia, pidiendo la anulación de la decisión.
En Malasia, el herbicida es utilizado sobre todo en las plantaciones de palma africana, pero también es comúnmente obtenible en almacenes de abarrotes, como demostró recientemente una investigación al azar en la región septentrional.
Una larga lucha por su prohibición dio resultados en 2002 cuando el gobierno anunció que todas las nuevas solicitudes de registro o renovación de registro del herbicida serán rechazadas. La prohibición entrará en efecto el próximo año.
Por lo tanto, Malasia se convirtió en el primer país asiático en decir “No” a su uso, sobre la base de que presenta riesgos inaceptables para los principales utilizadores - y que hay alternativas menos arriesgadas fácilmente disponibles en el mercado.
A principios del pasado mes, los legisladores consideraron enmiendas a la Ley de Pesticidas de 1974 cuando fueron discutidas en el Dewan Rakyat.
El viceministro de agricultura y agro-industrias, Mohd Shariff Omar, que presentó las enmiendas, dijo que se deseaba mayor control sobre la investigación de, y la experimentación con, pesticidas no-registrados, así como mayores penas y un control más estricto del etiquetado.
Sin embargo, aumenta la preocupación por si la prohibición será verdaderamente implementada por Syngenta, el mayor productor de Paraquat, y la industria local de palma africana ha continuado presionando enérgicamente para lograr que se revoque la decisión.
Sarojeni dijo que confía en que la prohibición no será levantada.
“Si el gobierno revoca la prohibición, será de mala fe porque indicaría claramente que no le preocupan los efectos de tales pesticidas sobre los trabajadores y los agricultores”, dijo.
Campaña concertada
PAN-AP ha estado haciendo campaña por una prohibición global de Paraquat mediante campañas de firmas, programas de concienciación y de capacitación para los agricultores.
El próximo mes, trabajará con más de 100 organizaciones de base en Asia, para organizar la Caravana Popular 2004 por la Soberanía Alimenticia, orientada a imponer los derechos a la tierra y a los recursos productivos.
La caravana viajará a 13 países asiáticos y realizará varios programas como ser seminarios, reuniones públicas, diálogos con funcionarios locales, manifestaciones, festivales de cine, intercambio de semillas, presentaciones culturales y festivales alimentarios mientras pasa de un país a otro.
Hasta su culminación en Nepal, la Caravana propugnará una reforma agraria que dé a los campesinos pobres acceso y control sobre la tierra, las semillas y el agua, cosechas que sean libres de pesticidas y de organismos genéticamente modificados; garantías de métodos de producción ecológica; apoyo a los derechos de las agricultoras; y métodos para fortalecer las comunidades en las áreas rurales.
El impacto de pesticidas como el Paraquat sobre las vidas de campesinos, agricultores y trabajadores agrícolas será muy destacado durante el evento, que se espera movilizará a unos 50.000 participantes de varios sectores.

¿Quién es responsable?
Mientras tanto, Fernandez atribuye la culpa por los continuos ataques de envenenamiento de trabajadores y agricultores a varios sectores:
“Hay dos tipos de industrias que deben ser responsabilizadas: las compañías químicas por no ser transparentes y honestas; la industria de la plantación por no informar, no controlar la explotación; y además los Ministerios de Salud y Recursos Humanos por no preocuparse del tema, por no hacer que el personal sanitario sea responsable”, dijo.
“También hay que culpar a la profesión médica por no investigar, controlar o ni siquiera conocer los problemas; y por cierto los hombres, comenzando con los esposos, los miembros varones de la familia y la comunidad, especialmente en los partidos políticos y en sus propios sindicatos como la Unión Nacional de Trabajadores de las Plantaciones por no presentar los temas”, agregó.
“Los doctores no relacionan el tema de los problemas reproductivos con el trabajo y los peligros resultantes tales como prolapsos de útero, mortinatos y abortos, que ocurren comúnmente entre las mujeres que pulverizan”, subrayó.
En respuesta a todas las acusaciones, Syngenta insiste en que Paraquat ha jugado un papel crucial en el desarrollo de métodos de labranza reducida, disminuyendo así la erosión del suelo y liberando a considerables cantidades de personas de “la dura remoción manual de malezas, permitiendo que las familias, sobre todo mujeres y niños, aprovechen oportunidades fuera del trabajo agrícola manual”.

El “lado de la historia” de Syngenta
En su sitio en la red: www.syngenta.com, la compañía multinacional agregó que Paraquat ofrece singulares beneficios no sólo para las plantaciones sino también a los pequeños propietarios.
“Uno de estos es la resistencia a la lluvia del producto, que es particularmente importante bajo condiciones tropicales con lluvias frecuentes e intensas”, dijo la compañía.
“Otros beneficios incluyen la rápida actividad, la rápida desactivación una vez que Paraquat llega al suelo - dando a Paraquat un excelente perfil ecológico - la seguridad del cultivo, y el control de los problemas de resistencia a la maleza”, agregó.
“Estas propiedades hacen de Paraquat la única opción efectiva de herbicidas en ciertas condiciones de cultivo”
Es obvio que la batalla por liberar de pesticidas nuestras plantaciones está lejos de haber terminado.
Mientras la compañía suiza ha acumulado millones de dólares en beneficios de la venta de Paraquat, provenientes de grandes mercados como Malasia, los agricultores, los trabajadores y los campesinos sólo decaen en medio de la mala salud y la pobreza.
Las ventas globales por año de Paraquat son calculadas en más de 1.000 millones de dólares, el equivalente de unas 25.000 toneladas. Syngenta vendió cerca de 300 millones de dólares en 2003. La compañía también tiene una fábrica en China.

No a Paraquat, no a Syngenta.
Pero los activistas dicen que Syngenta debe detener la producción de Paraquat, si tiene alguna responsabilidad social corporativa.
“La industria de las plantaciones y química están más interesadas en los beneficios, en la reducción del coste de la producción y de los salarios, que en el bienestar, la seguridad y la supervivencia de los trabajadores”, dijo Sarojeni.
“Malasia es el principal mercado de Syngenta para Paraquat y se está asegurando de que otros países no sigan el ejemplo de Malasia de prohibir el producto químico”, agregó.
Se refería a la campaña de anuncios de la compañía para Gramoxone en Tailandia, que viola el Código de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en particular el Artículo 11 que regula varios aspectos de la publicidad.
Este anuncio forma parte de una campaña agresiva de ventas de la compañía y podría ser una forma de descargar el producto en Tailandia, como reacción ante la prohibición y la eliminación de Paraquat impuestas por el gobierno en la vecina Malasia.
Mientras Paraquat siga en el mercado, continuará siendo vendido y utilizado bajo condiciones que contribuyen a los problemas de salud y a la miseria.
Para evitar estos problemas hay que impedir que Syngenta siga produciendo Paraquat para suministrar al mercado global, y la única forma de lograrlo es hacer que sea responsabilizada por su acción contra millones de agricultores y trabajadores afectados por su producto.

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