Los primeros momentos.
Alfredo Embid.
26 de abril 1986
La construcción de la central nuclear de Chernóbil en la antigua Unión Soviética, actualmente Ucrania, se inició en 1970. En 7 años estaba terminado el primer reactor, luego siguieron rápidamente el segundo, el tercero, el cuarto y había proyectos de seguir ampliándola. Era la mayor de la URSS, una de las 10 que poseía Ucrania y de las 51 que tenía en aquel momento en funcionamiento la URSS. En ese momento había también 34 en marcha y 39 en proyecto. En la misma época en España existían 8 centrales en funcionamiento, 2 en construcción y 5 en proyecto[1].
Los rusos siempre la llamaban planta Pripiat porque estaba situada muy cerca de Pripiat, una ciudad con 20 mil habitantes que creció con la central a 150 km de Kiev con 2 millones de habitantes. A 384 km se encuentra Minsk, la capital de Bielorrusia. Pero mucho más cerca a solo 16 km al norte está Bielorrusia y la provincia de Gomel.
A solo 14 km está el río Pripiat, lugar de vacaciones, que se une al Nieper más abajo en la enorme presa de Kiev a 100 km al sur antes de desembocar en el mar Negro conectado con el Mediterráneo.
La región circundante no está despoblada. En un radio de 14 a 30 Km había por lo menos 100 granjas de ganado vacuno, ovino y porcino donde unas 100.000 personas cultivaban patatas, maíz, nabos, remolachas, soja, lino, etc[2].
Es el comienzo de un fin de semana de primavera. Las familias suelen ir de excursión al río, al lado de la central.
El reactor nº 4 de la central nuclear de Chernóbil explota a la 1 y 23 de la madrugada del sábado hora local en el curso de un experimento programado.
La secuencia de los hechos probablemente fue la siguiente:
Un fallo en el experimento
→ El agua refrigerante escapa del tubo de circonio
→ penetrando en el núcleo de grafito.
→ La reacción química produce hidrógeno
→ que presiona sobre las barras de combustible lanzándolo al exterior.
→ La presión del gas hace salir fuera el núcleo.
→ El hidrógeno se mezcla con el aire
→ y explosiona
→ produciendo el incendio
→ y la nube radiactiva.
La mayoría de los expertos están de acuerdo en que no hubo explosión nuclear en Chernóbil. Pero sí se produjeron dos explosiones térmicas y no solo un “incendio” como los actuales informes pretenden.
La nube se eleva a unos 1000 o 1600 m de altura (según las fuentes), no hay viento, solo una brisa del sur; se dirige hacia el norte. El tiempo es seco y muchas partículas radiactivas en suspensión son arrastradas por el aire.
Se produce un grave incendio secundario que está fuera de control y que durará 10 días.
Las temperaturas alcanzan 2.500 grados y las impresionantes llamas de hidrógeno se elevan a 500 m. de altura creando un efecto chimenea y arrastrando parte de las partículas radiactivas.
El fuego se empieza a propagar a la planta nº 3 y se corre el riesgo de que afecte a las otras plantas nucleares. Además está el riesgo de que el reactor vuelva a explotar. Nadie sabe exactamente qué puede suceder pero sí que los daños se puede multiplicar en ambos casos.
Muchos trabajadores se quedan intentando que el desastre no se extienda y contaminándose gravemente. Ingenieros y técnicos saben lo que les espera pero siguen allí. Algunos más de 48 h, como el ingeniero Vladimir Lyamets, para mantener los sistemas de refrigeración; o como Nicolai Gorbachenko técnico en radiación que saca a sus compañeros entrando varias veces y es el ultimo en abandonar el reactor nº 4.
Hay numerosos casos de trabajadores que valientemente se niegan a abandonar sus tareas aunque eso les fuera ordenado por la policía y por el equipo médico.
Nunca estaremos suficientemente agradecidos a estos hombres que perdieron su salud (y en la mayoría de los casos la vida) para evitar que se produjese una contaminación todavía mayor.
Dos horas después a las 4 h, el ejército está en el lugar y en plena noche bloquea todos los accesos a la ciudad cercana.
El mismo día 12 horas después del accidente se evacuan unas 1000 familias de los trabajadores que viven en las zonas más próximas de 1,6 km alrededor de la central.
27 abril domingo
Comienza la evacuación de Pripiat, la ciudad más próxima, de 46.000 personas en un radio de 10 Km...
Las mujeres y los niños se evacuan primero, se les pide que no cojan sus pertenencias y que lleven consigo lo mínimo. Además se les pide que no lleven sus coches particulares (lo que hubiera embotellado la carretera y la hubiera convertido en una tumba).
Se consiguen 1100 autobuses que llegan a las 14h.
De forma increíblemente eficaz: a las 16,20 la ciudad está desierta.
Desde entonces se convirtió en una ciudad fantasma. Todos los planes para descontaminarla han sido totalmente irrealizables.
Unos 150 trabajadores de la central se quedan para mantener los sistemas de seguridad de la central.
El éxodo de la columna de 20 km de autobuses es muy bien recibida en todas partes, las granjas y las familias en el trayecto se ocupan de darles comida, lo que les falta (que es prácticamente todo) y de atenderlos por sí mismas.
Mientras tanto llega una flota de helicópteros militares a la central. Hay que echar dentro boro (por su capacidad absorbente de neutrones), plomo (para disminuir las radiaciones) arena, arcilla y dolomita para ligar la mezcla y absorber los contaminantes).
El agua se descarta porque podría agravar el fuego de grafito, producir hidrógeno y en consecuencia otra explosión
A través de la nube radiactiva que se escapa los aparatos sobrevuelan el reactor y lanzan materiales en el agujero del techo. La operación es difícil, debe hacerse en segundos debido a la radiactividad, evitando chocar con las altas chimeneas de los otros reactores y acertar con la bolsa en un pequeño hueco. Es difícil y arriesgada pero no imposible y se hace. Algún helicóptero se estrella, algunos pilotos muy contaminados tienen que ser evacuados a hospitales.
28 de abril
La radiactividad fue detectada por primera vez el lunes 28 de abril de 1986, a las 9 de la mañana, en la central nuclear sueca de Forsmark, unos 100 kilómetros al norte de Estocolmo.
Los suecos no saben lo que pasa e inicialmente creen que se trata de una fuga de su propia planta y la evacuan.
Ese mismo día a las 21 horas se dio la noticia en la TV Rusa con un comunicado escueto del consejo de ministros de la URSS.
A primeros de mayo, 7 - 9 días después del accidente se produce la evacuación de la ciudad de Chernóbil y una zona de 30 km alrededor de la central. Solo en Chernóbil se evacuan 30.000 personas además de las granjas colectivas circundantes.
Ese mismo día la nube de Chernóbil llega a Polonia. El 2 de mayo llega a Gran Bretaña.
El 8 de mayo Hans Blix que entonces era director general de la AIEA sobrevoló la zona a 800 m. de distancia. Sus ropas dan medidas de 350 mrem por hora.
Señalemos que estas dosis se refieren solo a contaminación externa y que dan solo una pequeña idea de de las enormes dosis que recibieron los pilotos que se acercaron justo encima para tirar sus bolsas.
10 mayo la CEE prohíbe la importación de alimentos frescos de la URSS, Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Bulgaria, Yugoslavia, pero no de Alemania oriental ni de Austria.
El 13 de mayo cuando los helicópteros han arrojado 5.000 toneladas de materiales se declara oficialmente que la fuga de radiactividad se ha detenido.
Pero el peligro no había pasado. El calor de la desintegración podía fundir el núcleo, la estructura podía derrumbarse y provocar una nueva explosión al ponerse en contacto con el agua que está debajo.
Para evitarlo se usó nitrógeno común para bañar el núcleo y nitrógeno líquido para congelar el suelo bajo el reactor[3].
14 de mayo. El presidente Mijail Gorbachov hace una larga intervención en la TV, reconoce la gravedad del incidente y aprovecha para extender unilateralmente la moratoria completa de pruebas nucleares invitando a los demás países a hacer lo mismo[4].
La zona de exclusión de 30 kilómetros alrededor de Chernóbil, hoy sólo está habitada por 556 ancianos que no tienen otro lugar a donde ir o no han querido irse, y por los trabajadores de la central.
Más de 400.000 personas fueron evacuadas definitivamente y no han podido regresar.
Las medidas que se tomaron después de apagar el incendio: enterrar el corazón de la central y perforar un túnel bajo el reactor para estabilizarlo, consiguieron que la catástrofe no alcanzase proporciones mucho mayores[5].
El incendio no se extendió a las otras 3 plantas, no hubo nuevas explosiones y el corazón del reactor no llegó a fundirse, así que escapamos al llamado síndrome de China.
En realidad escapamos a 3 catástrofes mucho mayores, pero no de milagro, si no gracias a casi un millón de bomberos, liquidadores, soldados y trabajadores de la central que recibieron dosis de radiactividad tremendas y que heroicamente comprometieron sus vidas para evitarla.
Pero no escapamos completamente.
La radiactividad que se liberó de Chernóbil se difundió por todo el planeta. Alcanzó especialmente una gran parte del hemisferio norte y muy especialmente las regiones del norte de Ucrania, el sudeste de Rusia y el conjunto de Bielorrusia.
Este es un buen ejemplo de que la contaminación radiactiva no tiene fronteras y de que no es suficiente tomar medidas en un país aislado.
Bielorrusia es un país no nuclearizado, sin embargo probablemente sufrió el doble de contaminación radiactiva que sus dos países vecinos juntos.
La nube de Chernóbil pasó sobre Europa continental y Gran Bretaña.
Según una estimación moderada de la Unión Europea, en total el 40 por ciento del continente se contaminó.
Las zonas con alta precipitación que se contaminaron en particular son -aparte de Rusia, Bielorrusia y Ucrania, todas las cercanas a la planta en lo que entonces era la Unión Soviética- Alemania, Austria, Eslovenia, norte de Grecia, el sur de Finlandia, partes de Noruega y Suecia, Cumbria, al norte de Gales y partes de Escocia.
Pero la nube también llegó a otras partes de Europa. El viento cambió a los 6 días llevando la nube a Italia y al Mediterráneo.
Francia y España también se vieron afectadas aunque los gobiernos de ambos países hicieron todo lo posible por negarlo a través de sus respectivos organismos de energía atómica y ministerios de sanidad. Y cuando ya no pudieron seguir negándolo recurrieron a la coartada de que las dosis estaban dentro de lo admisible, asimiladas fraudulentamente a dosis no peligrosas.
Este es un tema clave que hemos tratado en numerosos trabajos anteriores demostrando que las dosis oficiales admisibles son inadmisibles para la población[6].
¿Qué se escapó en Chernóbil?
La explosión lanzó 1.000 toneladas de materiales altamente radiactivos a más de 7 km.de altura en la atmósfera[7].
Se liberaron enormes cantidades de material radiactivo[8].
Según las autoridades soviéticas, fueron 50 megacurios (50 millones de curios) de radionucléidos, y 50 megacurios en gases radiactivos inertes. La OCDE estimó que habían sido liberados 140 megacurios.
La mayoría de los autores afirman que solo una parte del contenido del reactor fue expulsada al exterior. Un 10% según responsables soviéticos.
Pero según el ruso Konstantin P. Tchetcherov, la totalidad del combustible nuclear fue proyectada fuera del reactor[9].
En resumen no se sabe, y probablemente nunca se sabrá, cuanto material radiactivo escapó, ni cuanto queda enterrado dentro del sarcófago.
Para hacerse una idea más gráfica de lo que esto representa, algunos autores han hecho comparaciones con la radiactividad liberada por las bombas de Hiroshima y Nagasaki.
El presidente ruso Gorbachov reconoció sobre Chernóbil que "este accidente sin precedentes cuyas consecuencias equivalen a diez veces Hiroshima y que han contaminado a millones de víctimas”[10]…
Pero aquí tampoco hay acuerdo. Otros opinan que la radiactividad liberada fue unas 40 veces superior a la que se liberó con las bombas de Hiroshima y Nagasaki en 1945[11] [12] [13].
Según la Organización Mundial de la Salud, liberó 200 veces más radiación que las dos bombas de Hiroshima y Nagasaki[14].
Un artículo reciente de la Agencia oficial rusa de noticias, RIA Novosti va mas lejos afirmando que equivalía a 500 bombas arrojadas sobre Hiroshima[15].
El comandante Maurice Eugène André, experto de las fuerzas aéreas belgas en guerra NBQ retirado comenta que "la masa radiactiva en el corazón del reactor era muy superior a la pequeña bomba de Hiroshima y tenía capacidad para contaminar toda Europa...
En Chernóbil los productos de fisión (Cs 137, Sr 9O, etc.) y los productos de activación (plutonios y otros transuranianos) se distribuyeron más localmente.
En Hiroshima y Nagasaki, las explosiones nucleares, es decir las fusiones brutales del uranium 235, y de plutonium 239, se produjeron a alturas precisas y deseadas. Los rayos gamma y neutrónicos instantáneos de la explosión irradiaron a la gente. Pero la mayoría de los productos de fisión de la explosión nuclear desaparecen aspirados brutalmente por la chimenea (de la base del hongo) hasta la alta atmósfera lo que se denomina « La chimenea de fuego de la bomba » como se ve muy bien en la fotografías de las explosiones nucleares.
Estos peligrosos desechos no permanecen en el sitio como en Chernóbil, se mezclan íntimamente en la alta atmosfera vía la chimenea de fuego, y participan en las lluvias radiactivas mundiales de las que todo el mundo tiene asegurada su parte aérea”.
Lo que dice André es cierto, pero hay que precisar que también una parte de los radionúclidos de Chernóbil se distribuyeron en la atmosfera a un kilómetro de altura por un efecto chimenea creada por el calor del incendio, pero naturalmente esta fue mucho menor que la creada por las bombas atómicas donde las partículas llegaron a la estratosfera. Es lógico ya que la temperatura en Chernóbil era de 2.500 grados, menor que en Hiroshima.
Recordemos que los reactores del tipo de Chernóbil pueden usarse para producir plutonio militar y de hecho por este motivo la URSS no los exportaba al contrario de los PWR[16].
Se dijo que las partículas de uranio y de plutonio más pesadas quedaron junto al reactor, lo cual es falso.
Lo demuestra por ejemplo el hecho de que se detectase plutonio en la lluvia que caía en la costa este de Suecia[17].
Hace años el comandante experto en guerra radiactiva M. Eugene André me enseñó que la flotabilidad en el aire y por lo tanto la dispersión de un elemento radiactivo no viene determinada por su peso inicial, sino por el tamaño de las partículas. Y el tamaño de éstas está en relación con las altas temperaturas que las convierten en aerosoles.
Lo demostró en un trabajo que publicamos hace años en la revista de Medicina Holística[18].
¿Qué elementos radiactivos se escaparon en Chernóbil?
Todos medios de comunicación se centraron en el yodo porque tiene una vida media corta y eso parecía suponer erróneamente que era menos peligroso.
Pero aparte del yodo radiactivo, se escaparon de Chernóbil otros elementos radiactivos mucho más peligrosos y duraderos.
Entre otros elementos radiactivos se escaparon 27 kgs de cesio.
Los isótopos emitidos fueron fundamentalmente yodo 131 (131I), cesio 137 (137Cs), cesio 134 (134Cs) y estroncio 90 (90Sr), estroncio 89, pero también plutonio 239 (239Pu), plutonio 240 (240Pu), y otros menos conocidos como el lantano 140, el rutenio 103, del teluro 132, del neptunio 239, del xenón 133, del bario 140, el itrio 91, etc.
En general no se habló de estos elementos, fueron sistemáticamente ocultados por los medios ya que su semivida radiactiva es más larga:
2 años para el cesio 134,
30 años para el cesio137 y el estroncio 90,
24.000 años para el plutonio.
Y hay que recordar que la semivida o vida media o período es una medida engañosa.
Se ha manipulado a la opinión pública con los periodos que duran los elementos radiactivos. Así se ha dicho que el yodo 131 tiene un periodo de 8 días, lo cual es cierto y significa que pierde la mitad de su radiactividad en 8 días, pero esto no implica como la gente supone que en 16 días haya desaparecido.
Hay un consenso entre los físicos para admitir que un elemento radiactivo pierde su radiactividad al cabo de 10 períodos.
Según esto, el yodo pierde su radiactividad al cabo de diez periodos es decir 80 días, el cesio en 300 años, etc.
El plutonio pierde la mitad de su radiactividad en 24.000 años y en los siguientes 24.000 años no la pierde toda, como podría creerse, sino solamente la mitad de la mitad restante y así sucesivamente hasta diez periodos es decir 240.000 años.
Pero incluso esto es cuestionable ya que al ser la pérdida por periodo la mitad de la mitad nunca llega a cero y siempre queda algo.
Después de 800 años seguirá existiendo yodo 131 de la central de Chernóbil en la biosfera y su radiactividad aún no se habrá agotado, será concretamente para este elemento de 0,009%.
En el caso del cesio la situación es más grave. Existe un cesio 137 que tiene un período de 60 días y un cesio 134 que tiene un período de 2,3 años. En este último caso al cabo de 800 años la radiactividad del cesio seguirá siendo de un 0,96%.
Y en cuanto al plutonio habrá que vigilarlo al menos durante la minucia de 500 millones de años[19].
¿Qué dosis recibió la gente?
En los primeros días la contaminación radiactiva fue miles de veces mayor que ahora.
El baile de las dosis admisibles:
Mayo 1986. Se fijan dosis temporales admisibles de radiactividad para el agua potable y los alimentos que irán variando. En realidad todas son arbitrarias.
Admisible no es equivalente a inocua como se induce a creer.
Además no tienen en cuenta las fundamentales diferencias entre irradiación interna y externa a pesar de que es evidente que no es lo mismo recibir el calor del fuego de tu chimenea que tragarte una brasa.
Dosis “admisible” para el límite de irradiación, en la población por año en situación de emergencia:
30 mayo 1986. 100 mSv.
1987 030 mSv
1988 025 mSv
Nótese que actualmente las normas europeas en situaciones de emergencia son de 1 mSv por año.
Recomendación del Consejo Nacional de Protección contra las Radiaciones en octubre de 1988: la dosis total recibida no debe exceder 350 mSv en toda la vida.
Nótese el carácter absurdo de esta recomendación en relación con las dosis admisibles aprobadas ese mismo año. Un niño que viva en los territorios contaminados y reciba como media la dosis admisible de 25 mSv por año, habrá recibido el total de la dosis para toda la vida en solo 3 años y medio (según el criterio de 1986) o en 14 años (según el criterio de 1988).
En 2001 en Bielorrusia se reconoció oficialmente que las medidas de protección deben mantenerse incluso si la carga anual disminuye de 1 a 0,1 mSv / año.
Las dosis admisibles son inadmisibles además porque los elementos radiactivos una vez han penetrado en el organismo no se reparten de forma homogénea.
Se concentran en ciertos tejidos preferentemente:
El yodo en el tiroides
El cesio en los músculos incluyendo los del ojo y los del corazón.
El estroncio en los huesos, etc.
El director del complejo "Radón" de Moscú ha confesado que: "El desarrollo de normas de protección radiológica ha demostrado desde el principio ser una forma de reverencia a la industria nuclear".
Todo el sistema de dosis admisibles en realidad es un inmenso fraude como hemos explicado en numerosos trabajos anteriores.
1986 julio.
Publicación del primer mapa oficial de la contaminación radiactiva.
Terminación del primer sarcófago que cubre la central.
1986 agosto.
El Morris Rosen, director de la seguridad nuclear de la AIEA 4 meses después de la catástrofe tuvo la desvergüenza de declarar a uno de los principales diarios franceses que: “dada la importancia de la energía atómica, el mundo podría soportar un accidente comparable al de Chernóbil por año"[20].
Desinformación
El ministro ucraniano de energía Víctor Sklydarov en un artículo publicado por la revista Soviet Life dos meses antes en febrero de 1986 afirmaba categóricamente:
"Sólo hay una posibilidad de incendio en 10.000 años... las plantas tienen controles seguros, de confianza, protegidos de cualquier interrupción por 3 líneas de seguridad”[21].
Los medios de comunicación hablaron parcialmente y con gran retraso sobre la realidad de la contaminación[22].
Desde los primeros momentos de la explosión del reactor, hubo retrasos omisiones y falsedades por parte de las autoridades como se ocuparon inmediatamente de resaltar los medios occidentales[23] [24].
Aprovecharon para recordar que este accidente no era el primero y que otros habían sido mantenidos secretos. En la URSS ya había habido otros accidentes muy graves anteriormente que se habían ocultado pero que de un modo u otro habían trascendido.
Por ejemplo en el invierno de 1957‑58 en Kishtym en los Urales, Siberia donde al parecer explotó un depósito subterráneo de desechos radiactivos produciendo centenares de muertos.
Más de un millón de kilómetros cuadrados de tierras cultivables, bosques, lagos y pueblos se convirtieron en un paisaje lunar como lo describió un físico ruso 2 años después. Se evacuó a miles de personas y la carretera principal se clausuró durante 9 meses, después durante 30 km habría carteles de no detenerse y de mantener las ventanillas subidas[25].
El 9 de enero de 1958 Radio Moscú dio una descripción detallada de medidas preventivas contra la radiactividad, pero el accidente no fue reconocido y solo se supo de él en Occidente tras un artículo donde era mencionado en una revista científica en 1976[26].
Teniendo en cuenta que los pros nucleares de todo el mundo tienen horror a que se demuestre que los residuos radiactivos sellados y por supuesto “absolutamente seguros” pueden explotar, cosa que siempre han negado, no se hicieron averiguaciones. La prensa habló de un accidente en una central de plutonio militar soviética secreta alimentando de paso el espantapájaros de moda del peligro rojo como hoy se alimenta el del terrorismo.
En el caso de Chernóbil la prensa occidental aprovechó para permitirse decir auténticos disparates. Por ejemplo la TV NBC en USA dijo que se seguía jugando al futbol en los terrenos a menos de un kilómetro y medio de la central de Chernóbil tras el accidente, según “demostraban” fotos de satélites USA.
¿Si los satélites podían detectar un partido de futbol, cómo no habían detectado el accidente? Y si lo habían detectado inmediatamente, como es muy probable que lo hicieran, ¿Por qué no habían avisado?
Pero los medios se olvidaron de decir que en Occidente en otros casos similares había sucedido lo mismo o peor aún.
Por ejemplo en el accidente de Windscale en Gran Bretaña sucedido 9 años antes.
La planta británica había tenido más de 300 accidentes hasta 1986.
Pero el del martes 8 de octubre de 1957 fue diferente. Un incendio en la planta nº 1 de producción de plutonio también con un incendio de uranio y grafito (como en Chernóbil) según el gerente de la planta estuvo a punto de fundir el corazón del reactor. Solo el día 12 se consiguió apagar el fuego. Se escaparon grandes cantidades de elementos radiactivos “aunque a los habitantes de Gran Bretaña se les informó de un peligro mucho menor. A los británicos no se les informó del incendio hasta que estuvo prácticamente extinguido y mucho de lo que se les dijo era falso... solo se evacuó a la gente de las casas cercanas hasta el sábado por la noche”.
Posteriormente el informe de la investigación realizada sobre el accidente de Winscale “nunca fue publicado completo”[27].
Es decir que tardaron 5 días en informar y en empezar a evacuar a la gente mientras que en el caso de Chernóbil empezaron a hacerlo en cuestión de horas.
No pienses que es porque no había riesgo, desde el día 8 hasta el 12 sábado el incendio no estaba controlado, se estaba escapando plutonio y el corazón corría el riesgo de producir el síndrome de China como reconoció el director de la planta.
Hoy el reactor yace enterrado en su propio sarcófago, donde deberá seguir siendo vigilado para siempre, como siniestro regalo a nuestras generaciones futuras.
Otro ejemplo fue el de la Central de las 3 millas en Estados Unidos. Nótese que solo en 10 años de 1969 a 1979 incluso un estudio del gobierno reconoció que se habían producido 169 accidentes en centrales norteamericanas que podían haber llevado a la fundición del núcleo.
En marzo de 1979 se estrenó la película “El síndrome de China” que hablaba justamente de esta posibilidad. El film protagonizado excelentemente por Jack Lemon y la rebelde Jane Fonda levantó la ira de los pro nucleares porque estaba bastante bien hecho y lo que describía era posible contrariamente a lo que ellos afirmaban.
Ya es mala leche para ellos que solo dos semanas después, el 28 de marzo de 1979 se produjera un accidente en la central nuclear de Three miles island en Harrisburg, Pensilvania, donde también estuvo a punto de fundirse el núcleo “por mera suerte” como reconoció la comisión oficial organizada por Carter[28].
Los norteamericanos podrían así haber disfrutado del síndrome de China no ya en el cine, sino en vivo.
Aquí no hay que hacer comparaciones de las fechas de evacuación, a pesar de las recomendaciones de funcionarios de la NRC en Pensilvania nunca se evacuó a la gente.
En el caso de Chernóbil dos cosas son especialmente graves:
Que no se informase a la propia población inmediatamente de la amplitud de la catástrofe e incluso se permitiese que se desarrollasen las festividades del 1º de Mayo al aire libre, evitando que se encerrasen en sus casas.
Y no evacuar a la población más ampliamente de lo que se hizo inicialmente, como algunos expertos recomendaron.
Prof. Nesterenko - Foto: Alberto Prieto
El profesor Vasily Nesterenko, académico, director del Instituto de Energía Nuclear de la Academia de Ciencias de Bielorrusia, fue destituido de su cargo en julio de 1987 por advertir de los riesgos desde el primer momento, recomendar de evacuación en un radio no de 30 km. si no de 100 km. y otras medidas paliativas que hubieran podido salvar a millones de personas.
En parte la medida de evacuar solo 30 km se justificaba por el pánico que se hubiese creado y porque hubiese afectado a ciudades mucho más grandes que parecía difícil evacuar. Pero no imposible como se hizo con Chernóbil 9 días después.
Los motivos para no hacerlo fueron además otros:
No indemnizar a las víctimas, a las personas evacuadas y no alimentar el creciente rechazo de la población por la energía nuclear.
Pero las autoridades de la URSS no fueron las únicas en mentir.
¿Nos contaron todo los medios de comunicación en los países “democráticos”?
En España los titulares de los periódicos fueron una auténtica antología de disparates: "Los Alpes y los Pirineos protegen a España, la radiación se ha estabilizado, la radiación desciende en Europa, escasa similitud con las centrales nucleares españolas, el Consejo de Seguridad Nuclear asegura que no hay peligro para España, nuestras centrales son más seguras que las rusas, etc."
Todas estas frases tranquilizadoras reflejan la mala conciencia de los responsables del negocio nuclear en España.
Por otra parte el catedrático de tecnología nuclear de la Universidad Politécnica de Madrid (hombre del forum atómico español, naturalmente) afirmaba: "los efectos de Chernóbil serán casi nulos en el planeta... los efectos globales de la catástrofe nuclear de Chernóbil serán prácticamente nulos para el mundo"[29].
Hemos asistido también a un circo ridículo de los representantes de la Comunidad Económica Europea en el cual las mismas lechugas han sido reconocidas peligrosas en Alemania y comestibles en Francia, en el cual se ha regateado cuanta dosis de radiactividad podían contener los alimentos, etc...
Como puedes ver no hay que preocuparse, aquí no ha pasado nada, podemos dormir tranquilos...[30]
En Finlandia no se dio información a la población a pesar de ser un país fuertemente afectado desde los primeros días. El ministro del interior dijo: “no hay motivos para dar información, solo produciría ansiedad.” Prohibió que los funcionarios del gobierno hicieran declaraciones a la prensa y “consiguió” que ésta se moderase[31].
En Alemania, mientras se detectaba en Berlín Oeste y Baviera una duplicación de la radiactividad, en los medidores aéreos, los especialistas anunciaron rápidamente que “esto no presentaba un peligro para la salud”[32].
En Suiza a pesar de que se había detectado un aumento de 10 veces más radiación en el cantón de Ticino, el gobierno dijo que “la salud pública no estaba en peligro”[33].
En Francia, el país más nuclearizado de Europa, el bloqueo de la información fue férreo a pesar de que se detectó 400 veces más radiación de los niveles normales. Así se dieron situaciones surrealistas: mientras en la ribera alemana del Rin en Kehl las lechugas no se cosechaban, unos kilómetros al otro lado del Rin en Estrasburgo eran declaradas aptas para el consumo.
El profesor Pellerín director del servicio de protección radiológica a la pregunta de porqué había ocultado durante dos semanas las medidas respondió tranquilamente: “simplemente porque hubieron dos días festivos en dos semanas y era muy complicado transmitir los datos” [34].
En Inglaterra, cuando la nube llegó el 2 de mayo, el director médico del Departamento de Salud aseguró que la población no correría ningún peligro.
Luego se les dijo que aunque “los niveles de radiactividad permanecían bajos y no resultaban amenazadores”, mejor disminuyeran el consumo de agua de lluvia.
El ministro de medio ambiente dijo que la radiación “ni estaba cerca de los niveles que representaban riesgos para la salud”
El Ministerio de agricultura, igual que el gobierno, dio cifras “bajas” de contaminación en la leche (de 60 becquerels/ litro), pero en Escocia se encontraron 390, 440, en Irlanda del Norte 350, en Cumbria 370.
El meteorólogo Peter Taylor acusó al gobierno de “haber tardado 10 días en comunicar las cifras que demostraban que las zonas de Escocia habían sido muy contaminadas y que el público aún ignoraba la ubicación de las más afectadas”[35]
Este caso revela uno de los trucos utilizados habitualmente para minimizar las consecuencias de los accidentes. Se dan los valores promedio con lo cual los puntos más peligrosos se diluyen. En general estos puntos calientes están en relación con la mayor intensidad de lluvia ya que esta arrastra las partículas que se encuentran en suspensión atmosférica.
En Estados Unidos se advirtió al personal de los laboratorios nucleares estatales y se les prohibió “facilitar información de los estudios sobre energía nuclear, ni siquiera los relativos a accidentes[36]”.
Aquí no habría pasado
En la prensa occidental unánimemente se repitió el mantra recitado por los expertos pro nucleares: “ese accidente aquí es imposible, nuestras centrales son mejores, son más seguras”.
Se dijo que “el accidente no hubiera sucedido con nuestras centrales ya que cuentan con un recinto de contención que impide que la radiactividad salga al exterior”.
Esto es falso.
En Estados Unidos existían al menos 5 centrales parecidas a las de Chernóbil que no disponían de vasija de retención. Se trata de centrales destinadas a la producción de plutonio gestionadas por el Departamento de Energía.
Justamente las válvulas de los tubos en las que circula el agua necesaria para el enfriamiento del reactor acababan de estropearse en una central norteamericana parecida a la de Chernóbil[37].
Esas plantas para producir plutonio estaban en Savannah, Carolina del Sur y Hanford, Washington. Esta última ya había contaminado el río Columbia[38].
Por si esto fuera poco, un informe confidencial de la Comisión Nuclear reguladora (CRN) demostró que el reactor de Chernóbil sí tenía un dispositivo contenedor. Y no solo uno si no dos. Un estudio del NRC reveló que uno era de hormigón y otro de acero, que podían soportar presiones de 2 y más de 4 kgs/ cm2 mientras que algunas plantas USA solo soportaban 900grs./cm 2[39].
Es decir que la mentira era doble: ni los reactores rusos carecían de dispositivos de contención, ni todos los occidentales los tenían y eso era sabido y admitido por los máximos organismos reguladores nucleares que extendieron la mentira de los recintos de contención.
Así que es comprensible que en Estados Unidos se advirtiese a los empleados federales que “evitaran hablar de Chernóbil con la prensa y en especial que evitaran hablar de comparaciones entre los reactores americanos y soviéticos”[40].
Además los reactores del tipo de Chernóbil refrigerados con agua ligera y moderados con grafito (RBMK) desde algunos puntos de vista son más seguros que los de agua a presión (PWR), según reconoció el director del departamento de seguridad nuclear en la AIEA. De hecho había en ese momento funcionando 28 centrales de este tipo en la URSS sin mayores problemas[41].
Y precisamente uno de esos puntos de vista tocaba el tema más sensible: la mayor dificultad de que se produjese el accidente máximo, es decir el síndrome de China.
“La red de circuitos refrigerantes primarios individuales disminuye la posibilidad de una pérdida grave...la separación del combustible en una mirada de circuitos diferentes imposibilita la fundición del reactor... los PVR son más vulnerables a una fusión completa”[42].
Pero de todos modos los técnicos soviéticos no estaban tan seguros de esta imposibilidad, en consecuencia trabajaron arriesgando incluso sus vidas por evitarla y lo consiguieron.
El golpe a la industria nuclear
La industria nuclear recibió un fuerte impacto pero no es cierto que se detuviese por ello, de hecho nunca lo ha hecho.
Es cierto que Yugoslavia abandonó los planes para construir su segundo reactor tras el accidente y que en Filipinas se canceló el único reactor en construcción.
También que en dos países cuyos referéndums habían rechazado la energía nuclear reforzaron su postura: En Austria, tras Chernóbil, la única central que nunca funcionó fue propuesta para su desmantelamiento, y Suecia siguió adelante con el plan votado en 1980 para suprimir todas las centrales.
En Holanda y Alemania la mayoría de la población 70-69% se opusieron a los programas nucleares de sus países.
En Estados Unidos antes del accidente (de 1975 a 1983) ya se habían cancelado la construcción de 87 centrales[43].
El ejemplo de Estados Unidos demuestra que la industria nuclear ya tenía problemas bastante antes de Chernóbil.
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Notas:
- [1] Nuclear egineering international, 1986.
- [2] Nigel Hawles, equipo de the Observer. “Chernóbil el mas grande accidente mundial. ¿el fin del sueño nuclear? ” 1986. Ed. Planeta.
- [3] Nigel Hawles op cit. Pgna 151.
- [4] El discurso completo de Mijail Gorbachov puede encontrase en español en - Nigel Hawles op cit. Pgna 160-162.
- [5] Nigel Hawles op cit. Pgna 145.
- [6] ECRR, Recomendaciones del Comité europeo sobre los riesgos de la radiación, editado por AMC
http://www.ciaramc.org/ARCHIVOS/LibrosCiar.htm........y numerosos boletines
- [7] - Andrew Osborn in Tshernobyl and Geoffrey Lean. Chernóbil twenty years. 23 abril 2006
http://news.independent.co.uk/environment/
- [8] Aproximadamente 12 * 1018 Becquerelios (Bq) de diferentes radioisótopos,
- [9] 20 Jahre Leben mit TsChernóbil – Erfahrungen und Lehren für die Zu¬kunf [[20 Jahre Leben mit TsChernóbil – Erfahrungen und Lehren für die Zukunft, Kongressband zum internationalen Kongress. Heraus¬geber : E. Leng¬felder, Ch. Frenzel, S.P. Kundas, Otto Hug Strahleninstitut MHM e.V., München, 2007, ISBN 978-3929990-04-1
- [10] Declaraciones de Gorbachov sobre Chernóbil
Jonás, No. 1, verano 2001.
- [11] Caring for survivors of the Chernóbil disaster. What the clinician should know. Caring for survivors of the Tshernobyl disaster. What the clinician should know. JAMA 1995; 274: 408-412.
- [12] La tragedia de Chernóbil. Valencia: Círculo de Lectores, 1991.
- [13] NEA 95. Tshernobyl, ten years on radiological and health impact. OECD Nuclear Energy Agency, Paris 1995. En http://www.nea.fr/html/rp/Chernóbil/Chernóbil.html. Derechos electrónicos OECD NEA.
- [14] Aniversario de la mayor catástrofe nuclear de la historia
20 años de Chernóbil. Dosieres El Siglo nº 692 - 24 de abril de 2006
- [15] Se reducirá ayuda internacional a las zonas afectadas por Chernóbil.
ONU, 20/ 11/ 2007. RIA Novosti.
- [16] Nigel Hawles op. cit. Pgna. 85.
- [17] Nigel Hawles op. cit. Pgna. 129. Nigel Hawles op. cit. Pgna. 129.
- [18] M.E. André “Los diferentes errores constantemente enseñados y propagados en la instrucción tanto civil como militar que tratan de la protección nuclear. Revista Medicina Holística nº 61 pgna . 141- 142.
- [19] P.Pizon "Manuel du biologiste antinucleaire" PRI.
- [20] 28 agosto 1986, le Monde.
- [21] Nigel Hawles op cit. Pgna 15.
- [22] European Commission, Atlas of Caesium Deposition on Europe after the Tshernobyl Accident, Rep. EURO-16733, EC, Luxembourg (1996).
- [23] Schtscherbak J.: Protokolle einer Katastrophe (Aus dem Russischen von Barbara Conrad) Athenäum Verlag GmbH. Die kleine weisse Reihe. Frankfurt am Main, 1988.
- [24] Yarochinskaya A.: Sthernobyl; Vérité interdite (traducido del ruso por Michèle Kahn). Louvain-la Neuve, Belgique, Ed de l'Aube, pp 143; 1993.
- [25] Nigel Hawles op. cit. Pgnas. 81, 82, 83.
- [26] New Scientist, noviembre 1976.
- [27] Nigel Hawles op. cit. Pgnas. 57, 58, 59.
- [28] Nigel Hawles op. cit. Pgna. 65.
- [29] Egin. 21 de Mayo 1986.
- [30] Alfredo Embid. Algunas cosas que no le han contado sobre el accidente de Chernóbil. Integral. 1986
- [31] Nigel Hawles op. cit. Pgna. 127
- [32] Nigel Hawles op. cit. Pgna. 130
- [33] Nigel Hawles op. cit. Pgna. 133
- [34] Nigel Hawles op. cit. Pgna. 133, 172.
- [35] Nigel Hawles op. cit. Pgna. 134, 138, 173.
- [36] Nigel Hawles op. cit. Pgna. 140
- [37] L'evenement en el número 79 correspondiente a la semana del 8 al 14 de mayo de 1986
- [38] Nigel Hawles op. cit. Pgna.139, 140, 141
- [39] Nigel Hawles op. cit. Pgna. 101
- [40] Nigel Hawles op. cit. Pgna.140
- [41] Nigel Hawles op. cit. Pgna. 85.
- [42] Nigel Hawles op. cit. Pgna. 101.
- [43] Nigel Hawles op. cit. Pgna.183, 184.
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